En esta entrada vamos a realizar una pequeña biografía sobre
Lautaro, el gran líder de la resistencia del pueblo mapuche contra la invasión
que los castellanos realizaron en su territorio durante la década de los
cuarenta y cincuenta del siglo dieciséis, en lo que fue el inicio de la
ocupación española del actual Chile.
Lautaro nació en el año mil quinientos treinta y cuatro en las
proximidades de Tirúa, en la cordillera de Nahuelbuta; falleciendo en Peteroa,
actual Sagrada Familia, en el año mil quinientos cincuenta y siete. Lautaro era
hijo del Lonco (también conocido como Lonko o Cacique, esto es, jefe de una
comunidad mapuche) llamado Curiñancu.
Su infancia se vio bruscamente interrumpida cuando fue capturado por los castellanos en el año mil quinientos cuarenta y cinco en las inmediaciones de Concepción, cuando contaba con once años de edad, y convertido a servidumbre durante los seis años siguientes. Al costarle a los castellanos pronunciar su nombre original (Leftraru) lo llamaban Felipe Lautaro.
Su infancia se vio bruscamente interrumpida cuando fue capturado por los castellanos en el año mil quinientos cuarenta y cinco en las inmediaciones de Concepción, cuando contaba con once años de edad, y convertido a servidumbre durante los seis años siguientes. Al costarle a los castellanos pronunciar su nombre original (Leftraru) lo llamaban Felipe Lautaro.
Durante los años que Lautaro estuvo con los españoles como yanacona
o indio de servicio en la caballeriza de Pedro Valdivia, del que llegó a ser su
paje personal, tuvo que realizar una serie de tareas rutinarias entre las que
estaba el cuidado de los caballos de Valdivia y además debía acompañarlo
siempre a batallas y ejercicios militares. Fue así como Lautaro comenzó a no
temer al caballo (animal totalmente desconocido para los mapuches) aprendiendo
a montar hasta convertirse en un buen jinete. Además, durante este período uno
de los principales capitanes de Valdivia, Marcos Veas, le enseñó el uso de
algunas armas y tácticas de caballería. Toda esta experiencia le dotó de un gran conocimiento de la cultura
española y de sus tácticas militares, cuestión que utilizaría posteriormente a
la hora de rebelarse contra ellos.
Porque Lautaro nunca olvidó las atrocidades que Valdivia y sus
hombres habían cometido contra el pueblo que dirigía su padre cuando él fue
capturado por los españoles. Según algunos historiadores, Valdivia hizo cortar
los dedos de los pies a todos los guerreros mapuches que opusieron resistencia,
entre ellos el padre de Lautaro. Durante los años que Lautaro estuvo al
servicio de Valdivia, ocultó su odio personal hacia él y hacia los castellanos
en general, esperando su momento para poder escapar y rebelarse.
Además, en el año mil quinientos cincuenta Lautaro participó junto
a Valdivia en la batalla de Andalién, el veintidós de febrero y en la batalla
de Penco, el doce de marzo. En ambas, Valdivia volvió a repetir las
mutilaciones sobre los mapuches que intentaron resistir la conquista, en parte
como castigo, y en parte como advertencia para próximos pueblos que quisieran
resistirse a la conquista de Valdivia y sus hombres. Estos hechos
desencadenaron la idea en Lautaro de que debía escapar de los castellanos lo antes
posible y liderar a su pueblo en la lucha, aprovechado todo los que había
aprendido de sus captores.
Lautaro consiguió fugarse a caballo en algún momento del año mil
quinientos cincuenta y dos y se presentó
ante el grupo de mapuches liderados por el Lonco Colo Colo. Al principio los
mapuches desconfiaron de él, pero pronto Lautaro demostró sus innatas dotes de
liderazgo. Además, enseñó a su pueblo a no temer al caballo y a saber montarlo,
con lo cual se crearon las primeras caballerías mapuches. Lautaro les enseñó
también el uso de las armas castellanas y de sus tácticas de combate en campo
abierto, con lo cual los mapuches estuvieron desde ese momento mucho más
preparados para luchar contra las tropas castellanas. Valdivia, sin embargo, no
tuvo en cuenta todo lo que había podido aprender Lautaro en los años que estuvo
como paje suyo y el peligro que eso podía causarle a él o a sus tropas y no
persiguió la fuga del muchacho.
Tras más de un año instruyendo a diferentes pueblos mapuches sobre
las tácticas de guerra de los castellanos, el veinticinco de diciembre del año
mil quinientos cincuenta y tres Lautaro aparece ya como el principal líder
mapuche en la Batalla de Tucapel, primer levantamiento indígena de importancia
desde la llegada de los invasores liderados por Valdivia trece años antes.
En dicha batalla, Lautaro y sus tropas vencen claramente a los
castellanos. La elección de la localización de combate y el empleo de olas
sucesivas de ataques como estrategia militar por parte de Lautaro fueron cruciales
para asegurar la victoria. Sólo Valdivia y el clérigo Bartolomé del Pozo
consiguieron escapar del ataque mapuche, pero sus caballos se empantanaron en
una ciénaga lo que provocó que los mapuches consiguieran al final capturar y
dar muerte a Valdivia.
Tras la derrota en Tucapel, los castellanos, a las órdenes ahora de
Francisco de Villagra, organizaron un ejército de unos ochocientos soldados e
indios yanaconas en Concepción dotado de cañones e infantería, el cual partió
el veinte de febrero del año mil quinientos cincuenta y cuatro. Tres días
después, el veintitrés de febrero, las tropas mapuches y castellanas se
enfrentaron en la batalla de Marigüeñu. Los mapuches volvieron a derrotar a los
castellanos. Además, los mapuches habían cortado la retirada a los castellanos,
dejando solo una senda que conducía a un precipicio. Villagra logró perforar
una salida en la emboscada y por ahí escaparon sesenta y seis soldados y
algunos cientos de yanaconas.
Como consecuencia de una de las derrotas más importantes para los
españoles durante la Guerra de Arauco, los colonizadores, completamente
desmoralizados, piensan en desistir la conquista de Chile y ni siquiera
intentarán defender Concepción, la cual es evacuada y luego incendiada por
Lautaro. Fue el punto más álgido de la rebelión mapuche durante estos años, ya
que en los dos años siguientes las enfermedades infecciosas, en este caso
concreto una peste de tifus, que eran habituales para los europeos pero que los
americanos no conocían y cuyos cuerpos no estaban preparados para combatirlas;
unidos a la falta de alimentos, produjeron que se diezmara considerablemente la
población mapuche, lo que provocó que los combates se redujeran en cantidad e
intensidad.
A pesar del tifus y de la hambruna, Lautaro pudo reclutar a más de
dos mil guerreros, entre ellos muchos Picunches, mucho más pacíficos que los
Mapuches y reanudar los combates en el año mil quinientos cincuenta y seis
cruzando por primera vez el río Biobío con el objetivo de llegar hasta
Santiago, ciudad fundada por Valdivia en el año mil quinientos cuarenta y uno y
que ejercía de capital del territorio para los castellanos. Pero sólo pudieron
avanzar hasta el río Maule, en la región central de Chile, tras la batalla de
Peteroa en junio o julio de ese año. Tras esta batalla, Lautaro tuvo que
replegarse debido al número de bajas que tuvo en esa batalla.
Al año siguiente, las campañas continuaron y Lautaro consiguió
establecer un fuerte en la zona del Valle Central desde el cual intentó
controlar la zona y sus recursos y así expulsar a los españoles definitivamente
de esa región. Sin embargo, el trato vejatorio de Lautaro y sus hombres hacia
otro grupo de indios que habitaban la zona, los Promaucaes, les valió la
enemistad de varios Caciques que lo delataron. En un ataque sorpresa, los
castellanos invadieron el campamento mapuche, capturando y decapitando a
Lautaro. Su cabeza fue exhibida en la Plaza de Armas de Santiago a los pocos
días del suceso.
La lucha de Lautaro como defensor de su pueblo lo catapultó como un
personaje legendario en la historia mapuche y chilena. De un enorme talento
militar y gran capacidad de liderazgo, fue uno de los principales contrincantes
a los que los castellanos tuvieron que enfrentarse en América durante el siglo
dieciséis.
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