viernes, 4 de enero de 2019

Genocidio camboyano: Pol Pot y los jemeres rojos




. El genocidio camboyano fue ejecutado por el régimen comunista de los Jemeres Rojos, el partido político que gobernó la llamada Kampuchea Democrática de ideología maoísta entre 1975 y 1979, con una concepción extremista de revolución. Durante el tiempo del gobierno de los Jemeres Rojos desaparecieron entre dos y tres millones de personas, por lo cual se constituyó en 2006 un Tribunal internacional para llevar a cabo el Juicio a los Jemeres Rojos en 2007.


Tras la retirada de las tropas estadounidenses tanto de Vietnam del Sur como de Camboya, en Nom Pen se instauró el régimen de Pol Pot, máximo líder de los jemeres rojos, quien lideraría el país hasta octubre de 1979. La aplicación literal del maoísmo y la declaración de una nueva era denominada Camboya Año Cero, dieron lugar al genocidio camboyano, cuya discusión está todavía en boga. Entre las primeras medidas que el régimen de Pol Pot implantó en el país estuvieron la eliminación literal de los conglomerados urbanos y la declaración de los habitantes de la ciudad como enemigos del Estado, la desaparición de la moneda, el comercio, el mercado, las escuelas, la literatura, toda forma de arte, cultura, y las religiones. La aniquilación sistemática de la oposición con sus familias y todos los que a los ojos del Estado eran declarados enemigos, como por ejemplo aquellos que fueran o parecieran intelectuales, hicieron que se instalaran prisiones de tortura en algunas de las antiguas escuelas, de las cuales la más célebre se encuentra en Nom Pen, denominada Tuol Slang, la "colina de la muerte", hoy conocida como "museo del genocidio". Así mismo, a unos ocho kilómetros de Tuol Slang, en las afueras de Nom Pen, se conserva hoy uno de los innumerables campos de exterminio en donde eran asesinados los llamados enemigos del Estado con sus familias después de caminar en condiciones infrahumanas desde las cárceles. La comunidad internacional guardó silencio alrededor de esta situación; en medio de la Guerra Fría, a Estados Unidos le interesaba aislar a Vietnam. Por otra parte, el régimen aisló completamente el país no permitiendo el ingreso de ningún organismo extranjero. Tímidas denuncias se hicieron de parte de países como Australia, India y Nueva Zelanda, pero Estados Unidos uso su poder de veto en las Naciones Unidas. Fue sólo con la invasión por parte de Vietnam en octubre de 1979 y el derrocamiento del régimen Pol Pot, que se empezó un lento y doloroso descubrir de la realidad que se estaba viviendo en Camboya. Las Naciones Unidas comenzaron desde 1993 a presionar al nuevo estado para realizar el juicio por crímenes de guerra a los altos dirigentes de los jemeres rojos, pero por una parte los anhelos de paz de muchos camboyanos, la negación sistemática de algunos intelectuales extranjeros neoconservadores, de la realidad del genocidio, el temor de muchos otros a denunciar, ha dado pocos resultados al respecto. Sin embargo, en junio de 2003, Hans Corell, jefe del Consejo jurídico de la Organización de las Naciones Unidas, firmó un convenio en Camboya con el gobierno que permite el establecimiento de un tribunal de genocidio. Dicho convenio fue el culmen de cinco años de negociaciones entre la ONU y el gobierno. Las cifras de los muertos durante el régimen de Pol Pot son todavía inciertas, pero no son menores de dos millones de personas de todas las edades y condiciones, cerca de una cuarta parte de la población estimada de Camboya.

A 17 kilómetros al sur de Nom Pen se encuentra el “Centro del Genocidio”, conocido también como Choeung Ek Memorial, que señala una de las principales zonas de exterminio del país. En el lugar se encontraron 8.000 cadáveres. En un templete construido de la manera tradicional budista, se encuentra una colección de 5 mil cráneos humanos de personas de todas las edades. Las personas ejecutadas lo eran principalmente por contusiones o armas blancas para ahorrar munición. En el lugar también están conservados los vestidos y zapatos de las víctimas y por tierra se pueden ver algunos huesos humanos y las fosas. Las víctimas eran aproximadas al borde de la fosa y asesinadas. Se destaca también el "árbol de los niños" al lado de una de las fosas en donde recién nacidos eran golpeados y después arrojados a la fosa. Otro árbol célebre en el lugar es el del "silencio": para ahogar los gritos y llantos de las víctimas, los victimarios ataban un equipo de sonido al árbol y ponían música a todo volumen. El siguiente texto, que aparece en jemer, inglés y francés a la entrada del lugar, da una idea de los sentimientos que despierta en el país el recuerdo de este capítulo de la historia: “Lo más trágico es esto: En este siglo XX Camboya vio como la banda de criminales de Pol Pot cometió el genocidio más odioso de la actualidad, la matanza de la población con una atrocidad incalculable, mucho más cruel que el genocidio cometido por el fascismo de Hitler, más terrible que cualquier otra experiencia que el mundo haya conocido antes. Con estupor delante de nosotros, imaginamos la voz dolorosa de las víctimas maltratadas por los hombres de Pol Pot con palos de bambú o azadones y apuñaladas con armas blancas. Nos parece estar mirando las escenas de horror y pánico. Los rostros heridos de personas fatigadas por el hambre o por los trabajos forzados o torturadas sin misericordia en sus famélicos cuerpos. Murieron sin dar las últimas palabras a sus parientes y amigos. Como si fueran animales dañinos, las víctimas eran golpeadas con palos en sus cabezas o con azadones y apuñalados antes de su último aliento. ¡Cuán amargo final viendo a sus niños queridos, esposas, maridos, hermanos o hermanas atados fuertemente antes de la masacre! Aquel momento en que esperaban por turnos la misma suerte trágica de los demás. El método de matanza que la banda de criminales de Pol Pot hizo con camboyanos inocentes no puede describirse total y claramente con palabras, porque la invención de tales métodos es extrañamente cruel, por lo que es difícil determinar quiénes fueron ellos, pues tenían forma humana, pero su pensamiento era totalmente primitivo, tenían rostros camboyanos, pero sus actividades eran completamente reaccionarias. Quisieron transformar a la gente de Camboya en un grupo de gentes sin razón, ignorantes y que no entendieran nada, que siempre doblaran la cabeza para llevar a cabo las órdenes de la Organización de manera ciega, de la manera en que ellos les habían educado y transformaron a los humildes y nobles jóvenes y adolescentes en ejecutores de una justicia odiosa que los llevó a matar a inocentes, e incluso a sus propios padres, parientes y amigos. Quemaron las plazas de mercado, abolieron el sistema monetario, eliminaron los libros, reglas y principios de la cultura nacional, destruyeron escuelas, hospitales, pagodas y monumentos como fue Angkor Wat, orgullo nacional y memoria del conocimiento, genio e inteligencia de nuestra nación. Intentaron destruir el carácter camboyano y transformar la tierra y las aguas de Camboya en lugares de sangre y lágrimas eliminando toda nuestra cultura, civilización y carácter nacional. Querían destruir toda la sociedad de Camboya y hacer retroceder al país entero hacia la Edad de Piedra.”

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